Dos Grupos Definidos y Katia… bueno, Katia

Por un cronista con demasiadas horas de streaming y café encima

Si pensabas que Gran Hermano 2025 iba a ser un paseo tranquilo por la casa más famosa del país, dejame decirte que estás más perdido que Katia en una prueba de liderazgo. A esta altura, la casa es un campo de batalla donde las alianzas, las traiciones y los egos chocan como autos en la Panamericana un viernes a la tarde. Y si querés entender el quilombo, agárrate: hay dos bandos claritos, un par de outsiders y una participante que, francamente, parece estar en otra galaxia. Vamos a desglosarlo con un poco de bait, un toque de maldad y el humor que nos sale natural en el Río de la Plata.

Los que quieren ganar: El team “A todo o nada”

Por un lado, tenemos al grupo que juega con los dientes apretados, los ojos bien abiertos y la calculadora mental a full. Estos son Sandra, Luz, Tato, Eugenia y Luchi, los que sueñan con el premio de 70 palos (y una casa, no nos olvidemos) como si fuera el Santo Grial. Cada uno tiene su estilo, pero todos comparten una cosa: quieren esa corona y no van a parar hasta conseguirla.

  • Sandra: La pescadora de La Plata es como esa tía que te hace un guiso espectacular pero te reta si dejás un plato sucio. Tiene calle, garra y una lengua que corta como cuchillo de carnicero. Su estrategia es clara: mantenerse fiel a su grupo, tirar verdades en la cara y no meterse en dramas innecesarios. Pero, ojo, que cuando se calienta, no hay quien la pare. ¿Es la líder silenciosa de este bando? Yo digo que sí.
  • Luz: La brasilera que llegó para pelearse con medio mundo y besar a su novio “El Pestañas” en prime time. Luz es puro fuego: frontal, intensa y con una habilidad para sobrevivir placas que ya parece brujería. ¿Su motivación? Ganar para callarle la boca a los haters y, de paso, a los que la subestiman. Pero, ¿no se estará confiando demasiado?
  • Tato: El uruguayo fachero que parece sacado de un comercial de perfume. Tato es estratega, carismático y sabe cómo caerle bien a la cámara. Su problema es que se convirtió en el blanco número uno de la casa. Todos quieren sacarlo, pero él sigue esquivando balas como Neo en Matrix. ¿Es el favorito del público o solo un galán con buena prensa?
  • Eugenia: La influencer chimentera que llegó con su hermana Titi para romperla. Eugenia es puro carisma y astucia, siempre un paso adelante en el juego. Su conexión con el público es innegable, pero ¿puede mantener ese equilibrio entre ser querida afuera y temida adentro?
  • Luchi: La piba que parece un huracán con patas. Luchi es talento puro, pero también un imán para el drama. Su energía es contagiosa, aunque a veces cansa hasta a sus aliados. ¿Su meta? Llegar a la final y demostrar que no es solo “la piba del show”. Pero, ¿no estará jugando demasiado al límite?

Este grupo es como un equipo de fútbol que juega de memoria: cada uno sabe su rol, pero no se regalan nada. La pregunta es: ¿hasta cuándo van a poder mantenerse unidos? Porque, seamos sinceros, en Gran Hermano la lealtad dura lo que un paquete de galletitas en una casa con chicos.

Los que le quieren ganar a Tato: El club del “Cualquier cosa menos el uruguayo”

Del otro lado del ring, tenemos al bando que parece unirse por una sola causa: bajar a Tato del pedestal. Chiara, Ulises, Selva, Devi, Lourdes y Gabriela forman una alianza que, más que querer ganar, parece obsesionada con sacarse de encima al galán de Punta del Este. ¿Es envidia, estrategia o simplemente que Tato les cae como patada en el orto? Vamos a analizarlo.

  • Chiara: La “botinera” fogosa que no le esquiva a ningún conflicto. Chiara es puro carácter, pero su obsesión con Tato la está haciendo quedar como la villana de la película. ¿Es odio genuino o sabe que sacarlo la pone un paso más cerca del premio? Su hermano Giovanni entró para bancarla, pero algunos dicen que hasta él está más interesado en el juego que ella.
  • Ulises: El cordobés que vive al ritmo del cuarteto y las estrategias fallidas. Ulises quiere ser el héroe que derrote al villano Tato, pero sus jugadas suelen salirle como el culo. Su amigo Ariel vino a darle un empujón, pero ¿puede Ulises dejar de tropezar con sus propios pies?
  • Selva: La participante que parecía tranquila pero resultó ser una jugadora implacable. Selva no habla mucho, pero cuando lo hace, deja a todos con la boca abierta. Su amigo Pablo entró para reforzarla, pero su fijación con Tato ¿no la estará distrayendo de su propio juego?
  • Devi: El pibe que llegó con sus perritos Bartolo y Jaime para robarse el corazón de la casa. Devi es carismático, pero su alianza con el anti-Tato club lo está poniendo en una posición complicada. ¿Es un estratega o solo un buen pibe que se dejó llevar por el grupo?
  • Lourdes: La marplatense con melena indomable y un ego que no entra en la casa. Lourdes es puro drama y no le gusta que Tato le robe cámara. Su mamá Cecilia vino a calmarla, pero terminó yéndose rápido. ¿Podrá Lourdes canalizar su bronca en algo más que gritos?
  • Gabriela: La brasilera que quiere mostrarle al mundo quién es. Gabriela es competitiva, pero su odio hacia Tato parece más personal que estratégico. Su hermano Guillermo está en la casa para bancarla, pero ¿no estará perdiendo el foco?

Este grupo es como una banda de rock que toca desafinada pero con mucha actitud. Tienen un objetivo común, pero sus egos y personalidades chocan más que los platos en una cocina a las apuradas. La gran pregunta es: si logran sacar a Tato, ¿qué van a hacer después? Porque, sin un enemigo claro, este equipo se puede desarmar más rápido que una carpa en un temporal.

Y después… Katia, la reina del “ni fu ni fa”

Y en el medio de este caos, está Katia, la participante que parece estar de vacaciones en la casa. Mientras todos corren, gritan y complotan, Katia anda por ahí como si estuviera en un spa, mirando todo desde la reposera. Su prima Gisela entró para darle un empujón, pero ni eso parece sacarla de su letargo. ¿Es una genio que juega a hacerse la boluda o simplemente no tiene ni idea de qué está pasando? Algunos dicen que Katia es la verdadera ganadora porque, mientras todos se matan, ella sigue flotando sin enemigos. Otros, bueno, dicen que es un muejer con personallyidad que ocupa espacio. ¿La verdad? Nadie lo sabe, y a Katia parece no importarle.

Las conjeturas: ¿Qué está pasando en la casa?

  1. ¿Es Tato el gran villano o el héroe incomprendido?
    Tato es el centro de todas las miradas, pero ¿es realmente tan poderoso como creen sus enemigos? Algunos dicen que su carisma lo está llevando lejos, pero otros creen que su reinado está a punto de caer. ¿Y si el público lo ama tanto que no hay complot que lo saque?
  2. ¿Puede el equipo “A todo o nada” mantenerse unido?
    Sandra, Luz, Tato, Eugenia y Luchi son fuertes juntos, pero los egos y las tentaciones de Gran Hermano (léase: el teléfono rojo, las nominaciones espontáneas) podrían romper la alianza. ¿Quién será el primero en traicionar?
  3. ¿Es el odio a Tato una estrategia o puro despecho?
    El grupo anti-Tato parece más motivado por sacarlo que por ganar. ¿Es una jugada maestra para eliminar a un rival fuerte o simplemente una pérdida de tiempo que los está dejando expuestos?
  4. ¿Qué carajo hace Katia?
    En serio, ¿alguien sabe? ¿Es una maestra del under o está tan perdida que ni ella entiende por qué sigue en la casa? Si llega a la final por puro milagro, me hago un tatuaje de su cara.

El chisme final: ¿Quién se lleva el premio?

A esta altura, Gran Hermano 2025 es un culebrón con más giros que una novela turca. El team “A todo o nada” tiene la ventaja en números y estrategia, pero el grupo anti-Tato no se va a rendir fácil. Y Katia… bueno, Katia sigue siendo Katia. Los familiares que entraron (desde “El Pestañas” hasta los perritos de Devi) le pusieron más pimienta al asunto, pero también más chances de que todo explote. ¿Quién gana? Nadie lo sabe, pero una cosa es segura: esta casa está más dividida que un asado entre veganos y carnívoros.

Así que, contame, ¿de qué lado estás? ¿Team Tato o team “Cualquiera menos Tato”? ¿O sos de los que creen que Katia se lleva el premio por default? Dejá tu pronóstico, que esto se pone cada vez más zarpado. ¡Y a seguir espiando la casa, que el show no para!

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