Bienvenidos a otro capítulo del manicomio que es Gran Hermano 2025, donde la convivencia es un deporte extremo y la comida, un campo minado. Esta vez, el drama no vino de una nominación ni de un grito en la gala, sino de algo mucho más simple y cruel: un brownie sin TACC que nunca llegó a ser disfrutado. Sí, damas y caballeros, el “Brownie Gate” es la tormenta que sacudió la casa, con Santiago “Tato” Algorta como víctima involuntaria y un par de participantes jugando a ser chefs del caos. Agárrense, que este relato tiene más amargura que un postre quemado.

Un brownie con sabor a traición
Todo comenzó con Tato, el alma tranquila de “El Tridente”, que solo quería darse un pequeño gusto en medio del estrés de la casa. Siendo celíaco, Tato se tomó el tiempo de preparar un brownie sin gluten, un acto de amor propio en un reality donde hasta el agua es motivo de disputa. Con cuidado, dejó su creación en el horno, probablemente imaginando un momento de calma. Pero en Gran Hermano, la calma es un mito, y el horno se convirtió en el escenario de una emboscada.
Aquí entran Catalina Gorostidi y Gabriela Gianatassio, quienes, en un alarde de ingenio cuestionable, decidieron que el brownie de Tato no merecía ver la luz. Según las cámaras, subieron la temperatura del horno hasta niveles infernales, dejando el postre reducido a un bloque de carbón. Pero la cosa no quedó ahí. Los rumores que corren por X sugieren que Cata, con una creatividad que nadie pidió, espolvoreó algo en la mezcla —quizás sal, quizás especias, o peor, algo que pudo haber contaminado el brownie con gluten. Tato, confiado, probó su creación y terminó con dolores de estómago, describiendo el malestar como un “golpe al pecho”. Porque, claro, nada dice “juego limpio” como arruinar la comida de alguien que ya la tiene difícil.
Cuando la “broma” no hace reír a nadie
El incidente se viralizó más rápido que un video de gatitos, y las redes no tardaron en encenderse. Los fans, con razón, se preguntaron cómo algo tan básico como respetar la comida de un celíaco se convirtió en un chiste para algunos. “¿Esto es lo que llaman estrategia?”, tuiteó un usuario indignado, mientras otro señaló: “Sabotear comida de alguien con una condición médica no es un juego, es una falta de humanidad”. La bronca creció cuando se recordó que Cata, médica de profesión, debería entender mejor que nadie lo que implica jugar con la dieta de alguien con restricciones. Y luego está ese comentario previo de Cata sobre “poner cianuro” en la comida de Tato, que, aunque fuera una “broma”, dejó un sabor más agrio que el brownie arruinado.
Tato, por su parte, no se quedó en el papel de víctima llorona. A pesar del malestar físico, siguió adelante, demostrando esa resiliencia que lo ha hecho uno de los favoritos del público. Pero el daño ya estaba hecho, y no solo en su estómago. El “Brownie Gate” expuso una dinámica fea en la casa, donde las rivalidades personales se desbordan en actos que van más allá de la competencia.

La producción: ¿mirando para otro lado?
Mientras X ardía con memes y pedidos de justicia, la producción de Gran Hermano parecía estar en modo siesta. Sí, sancionaron a Gaby por hacer trampa en una prueba para ganar una moto, lo que la mandó directo a placa, pero el tema del brownie quedó flotando en un silencio incómodo. Ni un reto, ni una advertencia, ni un mínimo reconocimiento de que sabotear comida no es precisamente un highlight para el rating. Los fans, frustrados, acusaron al programa de dejar pasar el incidente para no perder a ciertas figuras que, digamos, saben cómo mantener la casa en ebullición.
El trasfondo: más que un postre en juego
El “Brownie Gate” no fue un hecho aislado, sino el punto culminante de una tensión que lleva semanas cocinándose. Tato, con su estilo sereno pero firme, se convirtió en el blanco de Cata y Gaby, quienes no han escondido su desdén por él. Desde que Cata entró a la casa con su Golden Ticket, tras la salida de Furia, apuntó a Tato como el “hipócrita” que había que derribar. Gaby, siempre a la sombra de su aliada, se sumó al plan, y el brownie fue solo una de las tantas formas de atacarlo. Pero, ¿saben qué? Tato sigue en pie, respaldado por un fandom que lo ve como el héroe que no necesita alzar la voz para ganar.
¿Y ahora? Un sabor que no se olvida
A 16 de abril de 2025, el “Brownie Gate” sigue siendo la comidilla de Gran Hermano 2025. Los fans no olvidan, los memes no paran, y Tato, con su paciencia de santo, sigue demostrando por qué es un contendiente serio. Mientras tanto, el horno de la casa queda como un recordatorio de que, en este reality, hasta un postre puede convertirse en una metáfora de lealtad, respeto y, sí, también de los límites que algunos están dispuestos a cruzar.
¿Crees que Tato merece justicia? ¿O que el brownie solo fue una víctima colateral del juego? Cuéntanos en X y súmate al debate que tiene a todos hablando. #BrownieGate